Repudiados momentos convirtieron minutos en catástrofes perdurables
Sin sentido humano, sin sentido animal…
Todo en dirección a brutales escorias
Mutiladas en lóbregas frustraciones,
Perduradas en la irremisible eternidad...
Aborrezco aborrecerme a mi propia voluntad
Consumaron el desliz que creo en mi la peor destrucción...
Manifestaron el último hircismo sin razón...
Nuevamente comienzo a subsistir entre estos esplendores...
Bajo el asfalto de la miseria me niego a sonreír con franqueza...
Me niego a simular felicidad...
Me niego a exclamar, pues el fulgor que antes con nimia osadía observaba,Dejó de irradiar.
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