sábado, 29 de marzo de 2008

El lago que hablaba

Los ingentes cabellos de aquella muchacha caramente se agitaban mediante anárquicas ráfagas que poco a poco se innovaban en manía y pudor…
El hermoso día soleado impregnado en sonoras melodías se convierten en un abrir y cerrar de ojos en el mas triste aliento, corrompido de compañía y estallado en silencio aterrador…
La inocente muchacha camina en busca de aquel rió, entre medrosas miradas y reambulantes presencias, la luz que emerge hace que sus ojos se abran intensamente sintiendo los deseos de llorar por eternidades…
Aquella oscura razón no la entendía, cual era la razón de su insospechada llegada, cual era la razón de su relucida llegada a través de esos ojos macerados de recuerdos por su única mirada…
Arduamente trata de no observar aquel impulso oculto que no puede… la sensación de observar por observar es inédita.

“El miedo desata demencias y ambiciones, las demencias nacen de los apócrifos deseos y los deseos no son siempre una realidad”…
Al no observar hacia atrás puedo darme cuenta que el me sigue…
Quisiera saber por que siento esto, por que puedo intuir que el se halla detrás de mi, siguiéndome, destruyendo los desolados rumbos y zanjando con furia y templanza las sombras que entre lúgubres momentos nacen de pequeños interiores y amparan caminos recorridos…
El agua esta fría, pero no siento el frío dentro de mí…
Solo el hecho de observar aquellas aguas reventar sobre las magnas rocas…
Solo el hecho de observar las correntosas y afanosas aguas que hacen del río una bestia para quien ingrese en su fusco corazón…
Entre fuertes oleadas y golpes pavorosos, aquella muchacha se emplaza en medio del río, en la palma de la furia, en el lóbrego núcleo de la bestia temida por los que pueden ver…
El me observa sin razón, ¿Por qué esta ahí?, ¿Por qué todo se entorna a su mirada?, ¿Por qué me habla sin que lo observe hablar?
No anhelo observarlo…

Lentamente inclino mis dedos hacia el monstruo que desliga el poder de la destrucción.
Escribo sobre el agua como nunca, la calma comienza a regir en mi interior…
Ahora yo no soy el que escribe, mis manos por si solas se envuelven en extrañas manipulaciones…
Así calmo mis placeres y corrijo los motivos por los cuales estoy aquí.
La bestia estaca su mirada y penetra sigilosamente en los tormentos y pasados que olvide, Poco a poco cierro mis ojos y vuelvo a las tristes ansias de querer comenzar una vez más…
Las agraciadas letras que entre ríos escribo, forman las frases mas preciadas.
Aquellas frases que no puedes abatir en lugares vistos por todos, frases sin descripción, frases que en quimeras observe…

Son las frases que hoy escribí…

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